Como paciente, lo primero que piensas cuando vas al médico es que estarás con una persona que te va a escuchar. Pero no necesariamente es así: no por falta de voluntad del profesional, sino porque a menudo las instalaciones no están eficientemente aisladas. En mi último destino como director médico teníamos este problema con las consultas: Digamos que la partida correspondiente a la insonorización del techo técnico no había sido liberada, y por tanto era fácil desde las consultas oír el ir y venir de la gente, con sus conversaciones, y el murmullo de la sala de espera. El problema era cuando la sala de espera no tenía «ambientillo» y las conversaciones íntimas se oían por el techo, en plan hilo musical.
La solución pasó por subir el volumen del hilo musical, que contribuía a una especie de sensación de música de fondo de bar de copas -con ese estilo chill out narcótico que ha venido a sustituir la música de ascensor (uno de cuyos grandes exponentes eran los Indios Tabajaras)-:
Ahora es más esto (obsérvese la similitud: es Indios Tabajaras + Jean Michael Jarre):
Necesariamente los pacientes y los médicos debían estar cerca para comunicarse. Y aún así se oía desde fuera el murmullo de la conversación que desembocaba en una cirugía, en un «no pasa nada» o un «habrá que hablar con el oncólogo».
El caos se adueñó del espacio que debía corresponder a la conversación íntima. También en ese batiburrillo tiene un lugar el olvido en el puesto de trabajo que estamos trabajando siempre «de cara al público», y por eso charlamos despreocupadamente de nuestros temas en el Office de Urgencias o la recepción, a risotadas en las celebraciones mientras pacientes y familiares sufren y mueren. Algo que a menudo nos echan en cara como falta de humanidad y respeto.
Por eso es genial una campaña promovida por Pedro Soriano, enfermero y creador de #FFPaciente, en este 27 de abril, Día Mundial sin Ruido: Una campaña que nos sirva para reflexionar sobre esta cuestión en el entorno sanitario en el que nos movemos, que busque reducir el ruido (incluso el generado por los propios gestores de los centros) en el lugar sanitario de trabajo, es necesariamente positiva.